Leyenda de Apurimac: Los Otorongos
Valle de Mayunmarka era un pueblo donde dominaba un Curaca muy poderoso de nombre Martín Eslachín que tenía como esposa a María Quispe. El curaca era muy abusivo, cometía toda clase de atropellos y abusaba de las mujeres sin que los habitantes hagan nada, sobre todo cuando estaba mareado lo cual ocurría frecuentemente. En el pueblo había un cura que tenía que obedecer igual que todos al Curaca, incluso no podía hacer la misa sin permiso de éste.
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Chinchibamba |
Un día de fiesta el cura esperaba como siempre la autorización del Curaca para empezar la misa, éste se encontraba mareado y bebiendo por lo cual no acudía al pedido del cura, ya era mediodía y el cura exasperado empezó a celebrar la misa sin la autorización del Curaca; cuando éste se enteró montó en cólera y fue a la iglesia a pedir cuentas al cura, llegó a la Iglesia justamente en el momento que el cura consagraba la ostia, el Curaca lleno de indignación llegó hasta donde estaba el cura y trató de sacarlo a empellones, momento en el que la ostia fue a caer al suelo; en ese momento se produjo una gran tinieblas, dicen que el cura trataba de encontrar la ostia en la oscuridad hasta que sus dedos se desgastaban ensangrentados por el roce con el suelo. Algunas versiones afirman que fue en ese momento que el Curaca y su esposa se convirtieron en otorongos (león o jaguar), y dicen que el otorongo tiene la piel moteada porque en el momento que el curaca se convirtió en otorongo éste vestía un poncho de jerga que tiene similares características.
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Pueblo Llaqtapata |
Cuando la situación volvió a la normalidad los habitantes encabezados por el cura se trasladaron a Llacctapata, lugar donde erigieron otra iglesia y llevaron a todos los santos que había en Mayunmarka. Los otorongos empezaron a devorar a la gente haciendo la situación insoportable en el pueblo, así que tuvieron que seguir huyendo llevando todos sus santos con dirección a la sierra. Al llegar a un lugar llamado Huaccaycuna el cura hizo una misa llorando y maldiciendo al Curaca y su esposa, de allí el nombre del lugar (lugar donde se llora). Algunas versiones afirman que en este momento fue que el Curaca y su esposa se convirtieron en otorongos.
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Cueva Masumachay |
Según cuentan, toda la zona donde se desarrolló este episodio era un pajonal, no tenía características de selva, en el lugar llamado Huayhua el cura esparció en el aire unas semillas que tenía en el bolsillo y al mirar atrás se dieron cuenta que las plantas brotaban y crecían a la vista de la gente, convirtiéndose en poco tiempo en monte. Siguiendo la huida mucha gente perdió la vida en el trayecto, cuando estaban descansando en la cueva llamado Masumachay el otorongo alcanzó al grueso de la comitiva, allí estaban las imágenes de los santos Santo Domingo de Guzmán, la Virgen del Rosario, el Arcángel Gabriel, entre otros, cuando ya no podían seguir huyendo dicen que la imagen de Santo Domingo cobró vida y con su látigo hizo retroceder al otorongo, la marca de sus huellas quedaron grabados en la roca que existe hasta ahora.
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Huellas del Otorongo |
Dicen que Santo Domingo encadenó con una cadena de oro al otorongo y le llevó preso hasta la laguna llamado Pichi, ubicado en las alturas de Harcca y allí le sujetó a una columna de piedra en la orilla de la laguna. Hasta hace algunas décadas la gente comentaba que el otorongo seguía amarrado en la columna de piedra, cuando abría la boca los pajarillos se metían a su boca para ser engullidos. Había temor de la gente porque decían que la cadena donde estaba amarrado ya estaba debilitado y en cualquier momento podía romperse dejando en libertad al otorongo.
Editor:Catalan Valdivia Andrew.
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