jueves, 22 de octubre de 2015

Jean Paul Sartre rechaza el premio Nobel de Literatura.

El 14 de octubre de 1964 Jean-Paul Sartre, a esas alturas reconocido filósofo y escritor que rozaba los 60, envió una carta a la Academia Sueca (que además de los Nobel se ocupa de defender la pureza del sueco, por cierto) pidiendo que no se le concediera el premio. Los miembros de la Academia no hicieron caso y pocos días después anunciaron al autor francés como ganador de Nobel de Literatura de aquel año. Sartre se reafirmó en su decisión, lamentando “profundamente” que el hecho se convirtiera en un escándalo.
Los rumores sobre una probable concesión del Nobel de Literatura a Sartre saltaron a los periódicos pocos días antes de que la Academia Sueca se pronunciara. Nada más leer sobre ellos, el filósofo envió su comunicado al secretario permanente de la institución. En ella declaraba que su objetivo era “evitar un malentendido”. “Por razones que me son personales y por otras que son más objetivas, no quiero figurar en la lista de posibles laureados y ni puedo ni quiero, ni en 1964 ni después, aceptar esta distinción honorífica”, escribía Sartre.

Habían sonado otros nombres –incluido el de Borges, que por aquellos años andaba siempre en las quinielas– pero la Academia Sueca tomó su decisión en firme, a pesar del escrito enviado por el intelectual francés. “Por su trabajo, rico en ideas y lleno del espíritu de libertad y de la búsqueda de la verdad”, así se justificaba la designación del galardón el 22 de octubre, reconociendo la fuerte influencia que sus textos habían tenido a lo largo de las décadas pasadas. La institución no dejó de señalar que el premiado había declarado que no aceptaría el Nobel, pero insistió en que esta postura no invalidaba el premio.

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